miércoles, 14 de enero de 2015



FEDERICO Y CATALINA… ENREDADOS…

Enredados los dedos en los cabellos aun húmedos, tendidos los dos sobre la cama, en los ojos el placer del bañarse juntos, Federico suave le pasa la toalla para secarla, Catalina cierra sus ojos y su mente, solo se queda en el disfrute…

Ella lo conoció de casualidad en uno de sus viajes al trabajo, Federico subió tres paradas después, cuando se cruzaron sus miradas, ella sonrió, era un ejemplar digno de admirar, de recorrer con la mirada, con las manos, con los labios, con la lengua, él tenía el cabello entrecano, ojos profundamente verdes, la piel dorada por la exposición a los rayos del rey Sol, los brazos con músculos firmes y bien marcados, pero sin exagerar, ese tipo de brazos que sujetan firme en un abrazo, que sostienen en el vaivén de la cabalgata, esos que alzan y te aprietan contra la puerta de la habitación, del cuarto de baño, que toman de las caderas y glorifican la embestida…

Él le sonrió al sentarse a su lado, ella respondió con una amplísima sonrisa, desprendiendo la acumulación de meses de deseo postergado, él le rozo la pierna, ella en otra situación similar la hubiera retirado, pero no lo hizo, se quedó allí, gozando la dureza de esos músculos. Aspiro el perfume que emanaba, y sin reserva alguna giro la cabeza para deleitarse con la belleza que la juventud le concedía a ese hombre, no se sorprendió descubrir que él la miraba también…

En un susurro tímido él le dijo:

-¡Hola!-

Ella respondió en idéntico tono.

-¡Hola!-

Pensó en su adultez, en que él era unos cuantos años más joven que ella, bueno tenía unos veinte minutos para recrearse, para imaginar e inventarse montones de situaciones, se olvidó del calor, de la lluvia que a primera hora de la mañana la mojo integra, hasta los calzones, se puso los auriculares para escuchar la música de siempre.

Él con una excusa le pregunto.

-¿Sabes si este “bondi” me deja en la línea B del subterráneo?-

-Sí- le respondió Catalina.

Suponiendo que allí culminaría todo atisbo de charla, siguió enfrascada en sus pensamientos. Pasados unos minutos ella volvió a mirarlo sin disimulo, sintió el deseo recorriendo su cuerpo y clavarse entre sus piernas, sintió la sed del sediento en sus labios…

…faltaban tan solo tres paradas y todos sus deseos, su imaginación y pensamientos llegarían a su fin, lo miro, le pidió permiso para salir del asiento, él se puso de pie, pero no le dejo mucho espacio, ella tuvo indefectiblemente que rozar con su traste la figura de él, estaba bajándose una parada antes, ya que coincidían en el destino final del viaje, pero como acostumbraba desde hacía ya bastante tiempo huía, por las dudas…

…no miro atrás, se bajó y comenzó a caminar ligero, debía llegar a horario a la oficina.

-¿Discúlpame, así sin una oportunidad pensas dejarme?-

Ella pensó que era todo producto de su imaginación, pero no, ahí estaba ese “mocoso”, ese “pendejo insolente” que le había permitido en tan solo quince minutos darse cuenta que aun quería vibrar entre los brazos de un hombre, un verdadero hombre.

El último con el que había estado, no era más que un payaso, que como todo payaso fingía lo que no era y mentía todo el tiempo, maquillaba su verdadero rostro, escondiendo la fealdad que se reflejaba en sus ojos, esa fealdad que brotaba de su malvado espíritu.

Se detuvo mirándolo entre sonriente y sorprendida.

-¿Perdón, a mí me decís eso? ¿y cuando se rifaba una oportunidad y no me entere?-

-Ja Ja, ¡Epa! Además de linda, sensual, una mujer con humor.-

-Sí, buen humor (casi siempre), humor negro (en alguna oportunidad especial) y humor de mierda (cuando me joden la vida sin permiso).-

-Uh, una leona, una gata y una tigresa ¡bien! Me gusta.-

-Me alegro que te gustará, bueno se terminó el intercambio coloquial de humores y felinos, llego tarde al trabajo, fue un placer, bye.-

-¿Dónde te crees que vas? Antes me das tu número de teléfono, o mejor me decís donde trabajas y a qué hora salís, así te paso a buscar.-

-Umm, creo que no entendiste, ¡A ver! Te explico como a un chiquillo de seis años, no se “fifa” perdón, ¡¡Perdón!! No se “rifa ninguna oportunidad.-

Y se hecho a reír, guardándose para ella todo lo que estaba pensando, dio media vuelta y se marchó.

Paso el día con muy buen humor, de vez en cuando recordaba y se reía sola, Gustavo la miraba del otro lado del escritorio, y se sentía contento, Catalina llevaba meses, sonriendo y siendo amable con todos, pero su mirada se veía triste, sin luz, y hoy sus ojos eran dos estrellas que brillaban en pleno día.

Retoco su maquillaje, guardo su agenda, su teléfono móvil en el bolso, lo colgó en su hombro y con una sonrisa se despidió.

-Hasta mañana.-

Gustavo le tiro un beso, Lila la saludo con la mano.

Salio a la calle, llevaba los auriculares puestos, escuchando música, eso le impidió escuchar que alguien le hablaba, Federico le rozo el hombro y ella se detuvo mirándolo sin sorprenderse, sonrió y lo saludo cortésmente.

Él la tomo de la mano y la acerco a su cuerpo dándole un beso suave en la mejilla, lo que Catalina no sabía era, que los besos que le esperaban eran capaces de encender la más furiosa de las hogueras…

El departamento de Federico era sobrio, elegante, muy masculino pero acogedor…


Lucia Marty.. 


Derechos Reservados.-


SACIEDAD SIN SACIAR...

Suave acaricias mi cuerpo con tu mirada,
tus manos áridas de piel que huele a vainilla,
tus labios sedientos de besos a miel
vertida en los senos
que se erizan al roce de la lengua,
tu boca hambrienta muerde,
y besa el cuerpo
y recorre aprisa la línea que lleva al placer
de flotar en esa nube en que se han convertido 
las sabanas.

Y se araña la piel, y se toma fuerte de los cabellos,
y el gemido se expresa ardiente,
y se dice un nombre que no es desconocido,
y el cuerpo se arquea para penetrar más hondo
en el abismo al que se está por caer,
y se ensanchan las venas
y se agiganta el latido.

Y en un movimiento sin tiempo
cabalgan mis caderas tu instante de placer
que brota y se derrama,
y el grito se volvió un rezo, una oración
sin verbo ni predicado,
y un abrazo contuvo el cuerpo que tiembla
y el alma que ya no llora.

Y los labios se unieron y el beso fue suspiro,
un te amo enardecido,
un paso adelante en la vida,
y luego el descanso, las pieles bañadas en sudor
fueron caricia, besos, un recorrido de dedos
que saben el punto justo donde se muere
en el deseo y renace el fuego.

Y se sacia la caritativa necesidad de estar,
de amar, de olvidar,
y las manos aprietan las carnes ávidas 
sin satisfacer aún.

Lucia Marty..

domingo, 4 de enero de 2015




SIN UNA PALABRA...

Violeta despertó sin sobresaltarse cuando timbro su teléfono móvil, era de madrugada, contesto con voz de dormida, del otro lado un entonado Francisco denotando más alegría de la que podría sentir normalmente.

-¡¡¡Hola mi amor!!! ¿me abrís la puerta?.-


Violeta rió, y cerro su teléfono, se puso su bata de satén roja, bajo los dos pisos por la escalera, no quiso llamar al elevador para que los vecinos no se enterarán que tenia visitas.

Abrió y un alegre hombre con algunas copas de más la abrazo, la beso con brusquedad, ella percibió el aliento a alcohol y se aparto.

-Francisco, estas ebrio!!! Dale vamos a dormir.-

Él la empujo por las escaleras hasta que llegaron al apartamento de ella, la abrazo e intento besarla, pero ella lo esquivo y se dirigió al dormitorio, no sin antes decirle.

-Vamos a dormir mi amor, se te pasará la borrachera.-

Francisco tambaleándose se quito toda la ropa, quedando en calzones, se metió en la cama y comenzó a desnudar a Violeta, ella no se resistió, le encantaba tener sexo con él, era fogoso, paciente, salvaje, apasionado.

Siempre que se juntaban, ella le aclaraba que nunca lo amaría, Violeta traía en su corazón a un único hombre que amó con locura y aun hoy a pesar de los años transcurridos, seguía amando. Muchas veces Violeta pensó la razón por la que estaba junto a Francisco, era tan distinto a su amor, por eso tal vez lo aceptaba cada vez que Francisco la buscaba, en ese
afán de sentir que una "mujer" le murmuraba todas sus fantasías al oído, como una gata en celo le ronronea y hace que él vuele y sienta a su "macho" realizado.

La acaricia, la aprieta a su cuerpo, besa con suavidad el cuello de ella, mordisquea sus pezones, lame su ombligo, juega y se calcina en la hoguera de Violeta, sucumbe en el placer.

Ella muerde su labio inferior y cierra los ojos, y recuerda y ese recuerdo le quema el corazón y el cuerpo y se vuelve dolor en las entrañas, por desear lo que nunca se volverá a sentir, extraña el sabor a ella en los labios de él.

Francisco se quedo dormido, y Violeta lo miro allí tirado sobre sus sabanas a su lado, sin ese beso ni ese abrazo del después, lo oyó roncar, y sin pensarlo siquiera le entro la decepción a recorrer por sus venas aún dilatadas y latiendo aceleradas. Dormito lo más que pudo, Francisco balbuceaba dormido, ella intento entender algo, pero no puso demasiado empeño.

Apago la alarma del despertador antes de que sonará, se levanto sin hacer ruido, se dio un baño ligero, puso la pava para preparar el desayuno, preparo la mesa para dos, galletitas sin sal para cuidar la linea, mermelada de arándanos, la única que a ella le gusta, sigilosa y en silencio se vistió para irse a trabajar, lo miro dormir, lo vio cruzado en su cama y se dijo.

-Esto no es lo que quiero para mí.-

Lo destapo con suavidad, beso su pecho que exudaba alcohol, acaricio sus cabellos ensortijados, delineo con su indice los labios de él, como si fuese un niño le coloco las medias y su calzón, le acerco el mate, le dio un beso en la frente y le dijo.

-Te quiero.-

Le acerco las ropas que habían quedado regadas por la sala, una vez que él estuvo vestido ella lo invito a desayunar y él se negó. Le pidió que bajara a abrirle la puerta, estaba llegando tarde a su casa y seguro debería dar muchas explicaciones a su esposa. La beso rápido a escondidas para que no lo vieran los vecinos, salio y se fue diciéndole a a Violeta.

-Chau amor.-

Violeta sonrió y respondió.

-Chau.-

Pero interiormente estaba diciendo.

-Adiós Francisco, nunca volveremos a vernos otra vez.-

Lloró mientras subía las escaleras, Federico estaba tan presente en su corazón, lo amó, lo amaba y lo amaría por siempre, ningún hombre antes y después de él, habia logrado que ella sintiera además del placer del orgasmo, la pasión por seguir pegada a su cuerpo, besándose y acariciándose mutuamente el rostro, hasta quedarse dormida en su pecho.

Violeta se maquilló, pinto su mejor sonrisa, corrió escaleras abajo, enfundada en unos pantalones negros, calzaba botas de tacón, blusa blanca, y un sacón negro. Después del trabajo tenia una cena con sus hijos, nueras, nietos y amigos, también estaría su ex marido, el motivo era celebrar los años de casados, para todos resultaba divertido, y para ella más, que siguieran reuniéndose aunque llevaba tres años separada de él.

Todos reían en la mesa, se habia separado los hombres por un lado y las mujeres por el otro.

De repente levanto la vista y se encontró con un par de ojos negros que la miraban sorprendidos, hizo un ademan para saludarlo pero él negó con la cabeza, no le sorprendía encontrarlo, Francisco era un hombre con mucha actividad social, tenia muchas amistades, era un empresario prestigioso.

Él tomo del brazo a la dama que lo acompañaba, le dio un beso en los labios, sonreía alegre, no paro de mimar a su esposa, eso era lo que suponía Violeta cuando lo vio un par de mesas de la suya.

La cena-festejo continuo para ella, como si Francisco no existiera, bah no existía en su vida, nada los unía mas allá de pasar un buen momento de sexo, y últimamente ni el sexo era tan bueno como para continuar, por eso esa mañana sin que Francisco lo imaginara Violeta le habia dicho sin pronunciar una sola palabra...

-¡¡¡Adiós!!!.-

Lucia Marty..
NAVEGANDO POR TU PIEL…

Mis dedos se sumergen entre el pantalón 
y tu cuerpo,
navego cada centímetro de ti 
con mi lengua que se muere de deseo.

Me vuelvo, montada en tus caderas,
la princesa sin castillo ni corona,
amante de tus placeres
inesperado tiempo que se detiene en tus labios.

Se eriza mi piel, se moja integra mi fuente
donde bebes muy lentamente 
la humedad que brota en el orgasmo
que mi mente inventa y mi cuerpo siente.

Todo parece un sueño que siempre sueño
tenerte a mi lado entregado al amor,
que no estamos sintiendo, 
dormirme abrazada y no despertar.

Mintiendo en los besos que nuestras bocas
derraman en tu cuerpo y el mío, si te miro, 
te conviertes en el príncipe encantado que no desaparecerá 
en el juego de las lenguas hambrientas de placer.

Mi piel naufraga, zozobrando 
en los pliegues de tu piel,
deteniéndose en el gozo de tu sexo,
bebiendo de a sorbos cada espacio del placer.

Múdame a tus sueños 
haciendo que los deseos se transformen en caprichos,
déjame un espacio vacío en tu mente,
déjame ser tu fantasía realizada…

Déjame navegar en tu cuerpo con mis deseos
a flor de piel,
derramando los placeres en las sabanas
que huelen a puro sexo.

Lucia Marty..


Derechos Reservados.
DESNUDA MI PIEL CON TUS BESOS…

Abrázame de nuevo,
muerde mi cuello,
bésame como te gusta y me gusta,
mi lengua busca ansiosa la tuya.

Acaríciame lentamente, recorre mi cuerpo,
corre el bretel de mi vestido,
que caiga al suelo dejándome
toda al descubierto.

Rózame con los dedos,
dibuja las estrellas en mi vientre,
susurra en mis oídos
que aún me quieres.

Desnúdame la piel con tus besos,
borra de ella las historias pasadas,
apriétame a tu cuerpo sediento,
delinea un arco iris de colores en mi sexo.

Enséñame a amarte muy lento,
apaga el fuego que siento,
fúndeme a tus labios
bébeme suave, como solo tu lo sabes hacer.

Lucia Marty..


Derechos Reservados..